En un post anterior comenté algo acerca del extremismo del Amor. En ese caso hacía referencia, entre otras cosas, a los resultados a los que conlleva enamorarse: el vacío completo, ó la felicidad inmensa.
Pero además, el Amor es extremista en sí.
Por un lado, no contempla la posibilidad de existir a medias. O existe, ó no existe. Y lo curioso es que uno no puede hacer absolutamente nada para hacer que aparezca de un momento a otro, ó para hacer que desaparezca de golpe.
Pero ¡ojo!, no es todo tan malo: uno puede ayudar ó apostar por algo que a primera vista no es Amor, y luego ir construyéndolo con el tiempo. Por desgracia, y a pesar de que sea absolutamente necesaria la apuesta de las dos partes, los resultados no dependen sólo de las personas en juego.
Depende de algo más, algo difícil de explicar, y que sin duda está fuera de nuestro alcance.
Por otro lado, en cuanto al extremismo, uno está imposibilitado de realmente amar a alguien, y a la vez sentir cosas fuertes por otras personas. Simplemente el Amor nos hace ciegos en ese sentido, y podemos estar seguros de estar enamorados cuando no hacemos más que sentir cosas fuertes por alguien en especial, y nos es imposible fijarnos seriamente en otra persona.
El Amor es exclusivo. Se cansa de demostrarlo cada vez que aparece.
Para decirlo de otro modo, el Amor es blanco ó negro. Pero no las dos cosas a la vez. No contempla grises.
Los que alguna vez tuvimos la suerte de enamorarnos, lo sabemos bien.
Es todo ó nada.
Y es todo ó nada lo que uno apuesta, y también es todo ó nada el resultado de la apuesta. Arriesgar a medias aquí no es válido.
"La medida del Amor es el amor sin medida", me viene a la cabeza.
Tal vez nosotros seamos grises, y tengamos momentos de duda temporales. Pero sabemos que el Amor no, y tenemos que ajustarnos a sus reglas naturales e impuestas. Actuar como si el Amor fuese gris sólo lleva a dolores persistentes y muy difíciles de superar. Y no son sólo propios, lo cual empeora enormemente la situación.
Creo que nosotros seamos grises no es debido a que el Amor lo sea, ó a que los sentimientos puedan ser grises. Lo que a nuestra percepción hace a un sentimiento gris, son otro tipo de sentimientos que aparecen invariablemente en todos nosotros: temor, dependencia, pena, tristeza, inseguridad, vergüenza, debilidad.
Pero el sentimiento no es gris, es claramente blanco ó negro. Sólo que nos cuesta verlo, ó nos negamos a ello, arrastrados por los otros sentimientos.
Dejémos entonces que nuestro corazón sea el que hable, y prestémosle atención nosotros mismos también. Es muy arriesgado, si. Podríamos darnos un buen golpe, si, también.
Sin embargo, es innegable que es muy valiente, noble y sincero para con uno y para con el otro.
Por no mencionar que nos hace actuar y comportar genuinamente, como la persona que realmente somos.
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1 comentario:
Hermano de la vida, si bien estoy MUY de acuerdo con esto, como te lo dije en mi cumpleaños. Tambien creo que los extremos potenciados, como el caso del amor, conllevan esto al límite con la obsesión; y de esto, más de uno lo sabemos. El amor se convierte en obsesión cuando la otra persona ocupa el lugar más importante y casi el único en la escala de prioridades del sujeto, así dicen los que saben del tema.
En sí una obsesión jamás es amor, algunos lo definen como "amor extremista", pero en realidad a veces se trata sólo de baja autoestima o miedo a la soledad.
En una obsesión uno se olvida de uno mismo y determina su vida por el objeto de la obsesión, al extremo puede terminar en conductas psicópatas.
Si uno ama entiende que la felicidad del otro está por encima de la propia, y si esta felicidad implica dejarlo/a en libertad entonces hay que ceder, por amor, aunque esto implique tristeza o malestar propio, a la larga nos da tranquilidad.
Muy bueno tu blog, y seguiremos opinando como si supiéramos.
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