Son muchas las cosas de la vida que lo impulsan a uno a madurar, a crecer. Muchas, y muy variadas: familia, amistades, trabajo, estudio, arte...
Pero ninguna es tan particular como el Amor.
Al respecto, el Amor es dueño de una perversa característica, inherente en su mismísima naturaleza: es muy difícil aprender de él, a comparación de las otras "disciplinas" que mencioné. Hay que "usarlo" bien para crecer de su mano.
Aprender de él lleva tiempo, un buen tiempo realmente. Y darse tiempo y respetarse a uno mismo, en el mundo de los sentimientos, es una tarea terriblemente difícil de llevar a cabo.
Y para colmo de males, requiere también arriesgarse. Arriesgar... El que no arriesga, no gana, simplemente porque uno no se da a uno mismo siquiera la posibilidad de ganar.
Estoy seguro que todos los que lean este post, alguna vez arriesgaron, y perdieron. Y claro, eso duele. ¿Pero las veces que ganaron? Qué inigualable recompensa, ¿no?
Como él solo, el Amor además es extremista. Es tal vez su característica más notable y saliente... todos los que alguna vez nos enamoramos lo sabemos a la perfección. Y muestra esta faceta de manera descarada en esto del aprendizaje.
Mal encarado ó simplemente por la forma en que se dan algunas relaciones, puede dejarlo a uno completamente vacío de enseñanzas, ó lo que es peor: con falsas enseñanzas, en general destructivas ("son todos/as iguales", "nunca me volveré a enamorar", "el Amor no se construye, se tiene que dar a primera vista", "la otra persona va a cambiar por mi y algún día será lo que yo sueño que sea", y un gran etc.).
Y por otro lado, es fantástico e increíblemente reconfortante poder darse cuenta de que uno creció ó está creciendo de la mano del Amor, y ese crecimiento cala hondo, muy hondo, en el alma... marca para siempre su paso.
Arriesgar, esperar, aprender, crecer, madurar... tiempo, huellas imborrables, dolores dulces, cosquillas del alma, angustias profundas, sonrisas del corazón.
Ganar es tocar el cielo. Perder es sufrimiento en crudo. Pero sin arriesgar, no hay nada.
Extremismo, una de las incontables cualidades propias y únicas de su naturaleza. Y uno de los tantos motivos que hacen que yo escriba Amor, con mayúscula.
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6 comentarios:
Totalmente de acuerdo amigo.
Siempre uno termina peliando entre el miedo a enamorarse, por que conoce que lo puede dejar totalmente partido a uno, y el deseo de arriesgarse, por que de la misma forma que te puede destruir de puede algegrar la vida.
Al final las cosas pasan, y uno sigue, simplemente hay que tratar de quedarse con lo bueno (que suele ser mucho en estos casos).
Creo que nosotros aprendemos de la experiencia del amor, el amor te lastima y te alegra, en definitiva siempre deja una enseñanza.
Creo que saliendo a la puerta nos estamos arriesgando, hoy en día arriesgar es vivir.
Muy bueno el blog.
"El miedo a enamorarse", "arriesgar es vivir"... qué bueno tener amigos que compartan así estos pensamientos!
Un día me contaron una fábula que decia:
"Cuando los animales hablaban, los perros, se juntaban en un bar clandestino a contar anécdotas de sus dueños, los hombres.
Esto a los hombres, obviamente, no les gustaba.
En esa época, los perros, al llegar al bar, dejaban sus colas colgadas en el perchero, y cuando se retiraban, cada uno se llevaba la suya.
Cuando los hombres se enteraron donde los perros hacían sus reuniones, hicieron una redada terrible, y para poder escaparse, cada perro agarró la primer cola que encontró y salió corriendo... imaginense el descontrol que se armo con eso...
Desde entonces, un perro, cuando se encuentra con otro, le olfatea la cola para ver si es la que ese día perdió en el embrollo."
Cuando escuché esta fábula, me resultó muy divertida y al leer tu post, algo me hizo recordarla.
Lo que asocié fué que: el andar transitando este, nunca falto de complicaciones, camino de la vida, en busca de un alma gemela con la cual compartir nuestros momentos, nos lleva a ir "oliendo colas" para ver si encontramos la que sabemos anda por ahi y que nos calza justito... pero no es fácil... hay demasiadas!!
Y así vamos pasando por diferentes experiencias, unas dolorosas, otras no tanto, unas totalmente sin sentido, otras interesantes... pero todas, en alguna medida, dejan algo bueno... al menos el saber que faltan menos "colas que oler"... o no? ;)
Me encantó tu blog amigo.
Gracias amiga!!
Divertida la fábula, e interesantísima tu asociación!
Sin duda que el hecho de conocer personas en busca del alma gemela, es algo que aporta crecimiento. Uno va descubriendo cosas que antes no sabía que existían ó que pensaba que no eran posibles de lograr en una pareja.
Por ejemplo, el ida y vuelta, el hecho de ser escuchado y saber escuchar, ser cuidado y saber cuidar, ser mimado y saber mimar y actitudes en la otra persona que nunca habíamos visto en otra, lo cual nos pueden parecer buenas ó malas, pero siempre nos aportan crecimiento en el sentido de que ahora sabemos algo más que nos gusta ó que no.
El secreto, aparentemente, está en saber usar ese crecimiento para asimilar esos aprendizajes, y así uno madurar de la mano de esas experiencias.
El tema es que un dia te enamorás y listo, por esto del extremismo del Amor. Y por más de que esa persona no tenga todo (o tenga muy poco) de las cosas buenas que uno recolectó y asimiló en sus experiencias, a uno no le importa.
Sin embargo, uno aún puede usar todo ese crecimiento en pos de ese Amor que encontró, para mejorar la relación. O para abrir los ojos, y darse cuenta que finalmente ese Amor no es lo que uno creía.
Mil gracias amiga!
amigo, que te puedo decir q no te haya dicho ya... o que nos sepas que te puedo decir ahora, que he leido lo q yo ya sabía que vos sabias de esto :)
El Amor da miedo, pero es ese tipo de miedo que uno quiere vencer. Y tarde o temprano lo conseguimos. Y nos sentimos plenos. Tiene que ver con crecer, cómo bien decís. Acordate: "al final hay recompensa..."
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